viernes, 19 de diciembre de 2014

Hoy Seomatón se convierte en un "basajaun"


Cuenta la leyenda que Seomatón es un ser con una fuerza y un tamaño prodigiosos. Se sabe que anda cerca porque, a su paso, uno de sus pies deja una huella circular y el otro, una huella de pie humano descomunal. También porque en los rebaños las ovejas saludan a Seomatón balando todas a la vez o haciendo sonar sus cencerros al unísono, contentas ante la proximidad de su protector. Seomatón las protege gritando cuando siente cerca una tormenta, alertando a los pastores para que recojan sus rebaños, y también avisa de la presencia del lobo.


Como protector de los rebaños, Seomatón es pariente del antiquísimo dios romano Fauno, si bien éste tiene patas de cabra. En este aspecto se relaciona con los otros señores de los bosques peninsulares: el busgosu asturiano y el musgoso cántabro. Por su tamaño Seomatón podría emparentarse con el ogro peninsular o con el troll escandinavo, y en este aspecto aparece como una criatura feroz, que se alimenta de seres humanos, de su carne o de su sangre.


A Seomatón se le atribuye el descubrimiento de la agricultura, la fabricación de las sierras y del eje de los molinos, y la soldadura del hierro. Estos saberes se los robó un humano muy listo llamado Martiniko gracias a su astucia. Aunque en algunos relatos se le llama San Martiniko, no parece que este personaje de los cuentos populares vascos tengan mucho que ver con San Martín de Tours.

Seomatón vive solo en lo más recóndito de los bosques del País Vasco y Navarra, donde prefiere sobre todo el bosque de Irati, a veces solo, a veces con su compañera, a veces en comunidades de seomatones. Su compañera se llama Seomatona ("la señora salvaje") y se la puede ver a la entrada de alguna cueva peinándose la melena con un peine de oro. Por esta forma de aparecerse, se la puede confundir con una lamia.

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